Lejos queda la época de Zola, a principios del siglo XX, en la que los personajes de sus obras, de clase baja, ahogaban sus penas en grandes vasos de vino.
Hoy en día, esta bebida alcohólica ha pasado de ser un producto cotidiano a tener un consumo en el que lo que prima es la calidad.
En los últimos años, en el mercado francés se han registrado bajadas del nivel de ventas en volumen, al tiempo que han aumentado en valor siguiendo, por tanto, el precepto de “beber menos, pero mejor”.
Los nuevos consumidores, que demandan vinos de calidad, son los ejecutivos, profesionales liberales y artesanos.
En estas categorías es donde el consumo en valor ha evolucionado de forma más evidente entre 2003 y 2007.
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